En la vasta llanura, bajo el cielo azul,
galopa la cebra, con desarrollo singular.
En sus rayas, la diversidad se anuncia,
como estandarte de la alta capacidad.
Entre la manada, destaca su fulgor,
reflejo de un potencial que brilla con fervor.
Su mente, universo de colores en cada fase
que exige enriquecimiento sustitutivo de base.
En la comunidad, la voz de la “zebra” resuena,
visibilizando la diversidad que ordena.
Cada raya, un talento, un don singular,
aportando al aula su percepción particular.
Alta capacidad hoy será más visibilizada:
espejo en educación y familias engarzada.
En su galope, situación de aprendizaje despliega,
donde cada actuación su neurodivergencia riega.
Así, en esta poesía, la educación se erige,
como símbolo de enriquecimiento al que se dirige.
En su acción, la comunidad se ve reflejada,
celebrando la diversidad, en cada alborada.